Salir de la posición fatalista

En este artículo, quiero tranquilizar a quienes tienen antecedentes de cáncer de mama en la familia y temen por su salud o la de sus hijas. Mi objetivo es reducir el fatalismo de aquellos que creen que no pueden hacer nada para ayudarse, simplemente porque piensan que «si está en la familia», están destinados a lo peor.

Es cierto que tener familiares con esta enfermedad aumenta tu riesgo, ya que los genes asociados al cáncer de mama pueden heredarse. Sin embargo, según las investigaciones más recientes, solo el 3% de los casos de cáncer de mama se deben a factores genéticos.

Cambiar el chip que nos pusieron hace mucho tiempo

Es comprensible que sea difícil romper con las opiniones y creencias arraigadas durante años y cambiar la mentalidad. No es fácil borrar todas las «verdades» que nos repetían los especialistas y las figuras «de peso» en revistas de moda y telediarios. Sería como volverse vegetariano de la noche a la mañana y dejar de lado los lácteos y los huevos, después de haber crecido creyendo que son esenciales para una buena salud. Es un proceso gradual que requiere desapegarse de ideas profundamente enraizadas en nuestra vida, historia y costumbres.

Entiendo que puede parecer una tarea casi imposible, pero te animo a que lo intentes, especialmente si perteneces al grupo de personas de «alto riesgo». Es hora de cambiar la forma de pensar y dejar de obsesionarse con los pensamientos recurrentes sobre la enfermedad que afectó a tu madre o abuela. Puedes controlarlo si eres consciente de algunos hechos muy importantes que te voy a presentar ahora.

Espero que esto te calme un poco, y si eres madre de niñas pequeñas, podrás ser más consciente de cómo empezar a protegerlas. Cuando sean mayores, podrás enseñarles las pautas y hábitos recomendables, preparándolas mejor para lo que pueda ocurrir en el futuro si no adoptan ciertas reglas específicas. Créeme, sería el mejor regalo que podrías hacerles.

Los genes no te destinan a contraer enfermedades

Es importante repetir esto hasta cansarse: el hecho de tener los genes asociados a una enfermedad (heredados) no garantiza que la contraerás en un 100%. Según estudios recientes, solo un pequeño porcentaje de casos de cáncer se puede atribuir exclusivamente a la genética. El resto está influenciado por agentes cancerígenos como las condiciones ambientales y la dieta.

Activación de los genes peligrosos

Los genes por sí solos no determinan una enfermedad; esta se manifiesta solo cuando los genes se activan. La alimentación desempeña un papel crucial, ya que puede influir positiva o negativamente en dicha activación. Podemos pensar en los genes como un código que refleja lo que sucede dentro de nuestro organismo: lo bueno y lo malo. Hoy en día, nos centramos mucho en identificar genes específicos relacionados con enfermedades y en aprender cómo silenciar los genes peligrosos para prevenir su activación. Vemos casos en los que las mujeres eligen extirparse las mamas si son portadoras de genes asociados al cáncer de mama, como BRCA-1 y BRCA-2.

Numerosos estudios han demostrado que las personas que se mudan a regiones con una baja incidencia de cáncer, cuando cambian su lugar de residencia, asumen el riesgo de contraer la enfermedad prevalente en su nueva área. Ya sea cáncer o gripe, los genes no cambian, pero sí lo hacen las condiciones ambientales (comida, aire, agua, estrés, etc.).

Los factores cancerígenos

Aquí presento los factores de riesgo para contraer cáncer de mama. Recuerda que el riesgo aumenta en ciertas circunstancias, lo que significa que no es constante.

El riesgo aumenta cuando una mujer:

  • Inicia la menstruación a una edad temprana.
  • Experimenta la menopausia tardíamente.
  • Está expuesta durante mucho tiempo a niveles altos de hormonas femeninas en la sangre, como estrógeno y prolactina.
  • Tiene niveles altos de colesterol en la sangre, lo que anticipa la menarquia, retrasa la edad de la menopausia y aumenta los niveles de hormonas femeninas.

Reducir el estrógeno

El estrógeno desempeña un papel directo en el proceso cancerígeno. Las dietas occidentales ricas en grasas saturadas y proteínas animales, y deficientes en fibra, aumentan los niveles de estrógeno. Los productos de origen animal contribuyen a estos niveles elevados. El tamoxifeno es un tratamiento popular para reducir los niveles de estrógeno, pero tiene efectos secundarios graves como derrames cerebrales, cataratas, cáncer de útero y trombosis venosa. ¿Vale la pena el riesgo? Considerando que ya estamos en un grupo de alto riesgo, deberíamos evitar exponernos más. En lugar de eso, deberíamos enfocarnos más en el método más seguro y efectivo: la dieta.

La dieta: un tratamiento sin efectos secundarios perjudiciales

Una dieta libre de grasas saturadas y proteínas animales, basada en productos vegetales, integrales y frescos, no tiene efectos secundarios perjudiciales y puede reducir significativamente el riesgo de enfermedades. Por supuesto, con genes heredados nunca se puede estar al 100% seguro, por lo que los exámenes regulares deben formar parte de nuestra rutina. Además, realizarse chequeos una o dos veces al año es una práctica común y recomendada para todos.

Recuerda este dato si tienes hijas pequeñas:

Entre los 8 y 10 años, se siembran las primeras semillas del cáncer de mama en las niñas, un período crucial en el que promover una alimentación basada en productos vegetales puede retrasar la pubertad y la menarquia, reduciendo así la exposición a las hormonas femeninas y el riesgo de cáncer de mama.

El grupo de alto riesgo: propuestas estándar de hoy y una alternativa efectiva

Cuando una mujer pertenece al grupo de alto riesgo debido a genes como BRCA-1 y BRCA-2, se le ofrecen tres opciones:

  • la autoobsevación
  • el tratamiento con tamoxifeno de por vida
  • la mastectomía preventiva

Sin embargo, existe una cuarta opción que rara vez se menciona:

  • cambiar la dieta

Es sorprendente que en la industria farmacéutica, la dieta no sea considerada como una alternativa válida, a pesar de ser un tratamiento tan efectivo a largo plazo, sin riesgos ni efectos secundarios.

La terapia basada en la dieta ha demostrado ser efectiva tanto en la prevención como en el tratamiento de diversas enfermedades, incluido el cáncer de mama. Cambiar a una dieta basada en productos vegetales integrales y reducir al mínimo los productos animales y las grasas saturadas puede ayudar a combatir enfermedades en todas sus etapas.

¿Estás dispuesta a intentarlo? Parece valer la pena, tanto para ti como para tu hija.

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