I parte : EL CONCEPTO DE LA PROTEÍNA
Si queres saber, necesitas querer entender
Me he comprometido a no abrumar a mis lectores con conceptos aburridos y demasiado descriptivos sobre los macro y microelementos, porque en realidad eso no aporta nada. Cada vez que leo algún artículo donde el autor, en la mayoría de los casos con un gran peso académico, se extiende sobre la formación, función detallada y descripción minuciosa de las reacciones químicas y procesos complicados que tienen lugar en las células y en general en cada órgano, tengo la tentación de pasar al siguiente capítulo. Si veo el mismo estilo de «explicar» las cosas, simplemente dejo de leer. Me canso mentalmente y mi interés por el tema cae como loco. Y no es porque no sea importante o no lo entienda; al contrario, es sumamente importante, pero no para un lector común que solo busca una explicación sencilla de todo lo que le intriga y despierta cierto interés en la materia. Quiere saber ¿POR QUÉ? y ¿PARA QUÉ? Y la verdad es que muy pocas veces le interesa ´´CÓMO´´…
Desde mi punto de vista personal, no es necesario excederse en explicaciones de reacciones químicas muy complicadas y otras descripciones científicas, porque sabemos que tú, como autor, lo sabes. Pero fíjate que tu libro, artículo, ponencia o charla no es para tus colegas médicos y doctores, sino para la gente común que no necesita saber tantos detalles que tú sabes. Tu tarea más importante es explicar la materia de manera simple y accesible para que uno pueda entenderla. Y no porque sea un ignorante, sino porque esta buscando ayuda en vez de un desafío mental. Supuestamente ya tenga suficientes desafíos en su día a día.
El rey de los macronutrientes de dos caras
Hoy me gustaría centrarme en el concepto de la PROTEÍNA, un macronutriente importante que nos acompaña desde nuestra concepción. El problema es que parece que lo sabemos todo sobre el tema, ya que desde muy temprana edad estamos rodeados de información que nos hace creer que las únicas proteínas con valor alimentario son las de origen animal. Además, se nos repite constantemente que ellas son las únicas capaces de satisfacernos por completo y proporcionarnos energía (sí, la proteína, después de los carbohidratos, nos suministra energía).
Ahora, fíjate bien: no todo lo que brilla es oro y ha llegado el momento de descubrir la verdad. ¿Es posible que no sepamos tanto como creemos? ¡Vamos a averiguarlo! 🙂
Las proteínas, sí, son importantísimas, pero al mismo tiempo pueden promover o perjudicar gravemente nuestra salud. ¿No te lo han dicho antes? ¿Pensabas que solo tenían su lado bueno y que la parte oscura no existía? Bueno, al reflexionar, en parte tenían razón.
Las proteínas vegetales son aquellas que no te perjudican e incluso te protegen, mientras que las proteínas animales son las que pueden dañarte seriamente, dejando secuelas no visibles a corto plazo pero muy notables después.
Ahora, si lo metemos todo en un saco, podemos decir que las proteínas en general pueden promover la salud y detener el desarrollo del cáncer y otros trastornos graves, o bien promover la enfermedad y cohibir el proceso de recuperación y sanación del cuerpo. Todo depende del tipo de proteínas que elijas comer.
Pues, como dicen, somos lo que comemos.
Las proteínas animales
Las proteínas animales, como:
- las carnes (incluyendo pescado)
- los lácteos (junto con los huevos)
se encuentran en alimentos y productos de origen animal, como:
- la carne,
- el pescado
- los huevos
- los lácteos
- las grasas de origen animal – mantequilla…
Las proteínas de los los lácteos
Al principio, es importante resaltar el papel que juegan los lácteos, tan amados y presentes en nuestra vida desde siempre. Siempre visibles y abundantes en las tiendas, destacados en los anuncios, con buen sabor y aspecto delicioso, ocupan un lugar destacado en nuestras neveras.
Por eso no me sorprendería si tuvieras en tu casa quesos, yogures o leches de forma habitual. ¿Por qué? Porque siempre se nos ha dicho que no nos harían daño y, al contrario, nos ayudarían a mantenernos más sanos, fuertes, altos, con dientes blancos y huesos fuertes. Parece obvio.
Pero lo que voy a decir ahora tal vez te cause tanto shock que quieras dejar de seguirme o comenzar a cuestionar lo que voy a decirte. Preferiría que hicieras lo segundo, porque si hubieras hecho lo primero, ya no tendría sentido continuar.
Pues, vamos al grano.
Repetimos, pero esta vez más detalladamente que las fuentes de proteínas animales son:
- Carnes rojas
- Carnes blancas
- Pescado (considerado más digerible que la carne, con menor concentración de proteínas, mejor para la salud cardiovascular debido a las grasas poliinsaturadas, pero sin fibra)
- Mariscos y pescados pequeños, que son más saludables porque contienen menos metales pesados y son ricos en vitamina D, calcio, hierro, yodo y fósforo.
- Huevos
- Leche y sus derivados, es decir, productos lácteos.
Ahora que hemos descubierto las fuentes de proteínas animales, podemos continuar con la discusión sobre cómo estas pueden afectar nuestra salud y bienestar general.
LA CARNE
Es un producto antifisiológico para nosotros. Claro que sería mejor comerla ecológica u orgánica como se dice en América Central, pero siempre es mejor consumir alimentos que no contengan tantos pesticidas ni tóxicos.
Sin embargo, eso no debería ser una excusa para consumirla, ya sea orgánica o no. La verdad es tronchante pero es lo que hay, es decir, nuestro cuerpo es capaz de manejar cierta dosis de pesticidas y tóxicos, pero no es recomendable exponerlo a ellos de manera constante. Aunque nuestro cuerpo es sabio y puede obtener beneficios de diversos alimentos, a largo plazo, la acumulación de toxinas puede generar problemas de salud. Y la carne tanto »orgánico» como de la cría »eco» las tiene de sobra.
Es un hecho constatado por miles de estudios que la carne, incluso si es ecológica y proviene de animales criados en condiciones dignas, puede acarrear varios problemas cardiovasculares, cánceres, diabetes, trastornos mentales (Alzheimer, trastornos cognitivos), problemas oculares y enfermedades degenerativas, además de elevar el colesterol.
Fíjate que en todas las dietas se recomienda reducir o eliminar el consumo de carne para mejorar la salud.
Vale la pena que sepas que las condiciones de crianza de los animales incluyen:
- Animales enfermos y hacinados, a menudo en condiciones insalubres.
- Administración frecuente de antibióticos, tranquilizantes y antiinflamatorios.
- Falta de movimiento y exposición a la luz natural.
- Estrés constante, lo que contribuye al desarrollo de enfermedades y a niveles elevados de cortisol.
- El 80% de los pesticidas que se encuentran en los humanos provienen de la ingesta de animales.
El caso de los cerdos
- ¿Sabías que el cerdo comparte una coincidencia genética del 98% con el ser humano, por lo que a menudo se lo considera como un posible donante de órganos?
- Los cerdos poseen una inteligencia similar a la de un niño de 3 años; son capaces de llorar, experimentar tristeza y miedo. Y nosotros los matamos para comer. Matamos a seres conscientes e inteligentes, con una inteligencia emocional mayor que la de un perro al que amamos tanto. Los sacrificamos y los convertimos en chuletas… ¿Te parece normal?
Efectos en la mentalidad por el consumo excesivo de carne – las curiosidades que te puedan interesar:
- Debido a los altos niveles de cortisol y al estrés constante que sufren los animales hacinados en las granjas industriales, así como la constante lucha por la supervivencia y el miedo a la muerte, se produce un aumento significativo en la secreción de la hormona del estrés. El consumo de su carne está relacionado con la ansiedad y los estados depresivos en las mujeres; el aumento en el consumo de carne puede resultar en mayor irritabilidad y agresividad.
- Existe una relación causa-efecto: el maltrato animal no puede generar nada positivo en su carne. Si introducimos en nuestro cuerpo algo que está saturado de hormonas del estrés, antibióticos y otras sustancias nocivas, y lleno de energía negativa, es lógico que no nos nutramos adecuadamente. Más bien todo lo contrario.
- En 1912, durante la era de las colonizaciones británicas en India, los conquistadores afirmaban que los habitantes locales, quienes consumían poca carne, carecían de fuerza física y resistencia mental, lo que los hacía menos eficaces como luchadores y más sumisos y serviles.
Eres lo que comes. Ahora tú decídete qué vas a poner en tu plato hoy
Te invito a leer los otras partes de los artículos sobre las proteínas.