Hoy vamos a adentrarnos en uno de los tipos de diabetes más desafiantes: la diabetes tipo I. ¿Por qué la considero la más complicada? Porque afecta a los más vulnerables e inocentes entre nosotros: los niños pequeños, que dependen de nosotros para casi todo. Lo más duro es que la «culpa» de contraer esta enfermedad recae, en la mayoría de los casos, en los padres. Sin saberlo, los exponen a un riesgo grave de padecer una enfermedad autoinmune incurable. Es comprensible que lo hagan sin malicia, siempre buscando lo mejor para sus hijos. Lamentablemente, en muchos casos, no están lo suficientemente preparados ni educados para proteger a sus hijos de una dolencia tan peligrosa, que marcará el resto de sus vidas. Por eso, es crucial estar completamente seguro y maduro cuando se toma la decisión de tener un hijo. No se trata solo de un accesorio más en nuestras vidas, sino de una responsabilidad inmensa desde el momento en que dan sus primeros suspiros en este mundo al que lo hemos traído.
Diabetes 1 / Diabetes infantil / Diabetes juvenil
Cuando el páncreas no funciona correctamente y no produce insulina, la diabetes tipo I se convierte en una enfermedad irreversible que acompañará a la persona durante toda su vida.
La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune, lo que significa que el sistema inmunológico ataca por error sus propias células del cuerpo. En este caso, las células del sistema inmunológico no distinguen entre las células «buenas» y las «malas»; atacan a todas por igual. Es como si el sistema inmunológico hubiera perdido su capacidad de distinguir entre lo que es amigo y lo que es enemigo. En lugar de protegerse solo contra patógenos externos, comienza a atacar todo lo que encuentra, sin importar si son células vecinas, células de la madre o células del mejor amigo.
Como resultado, las células del páncreas encargadas de producir insulina son destruidas por el propio organismo. Esto impide que el páncreas produzca insulina, lo que lleva a problemas para regular los niveles de azúcar en la sangre y requiere un manejo constante de la enfermedad.
Cuando el sistema inmunológico empieza a luchar contra los »suyos»
En el caso de la diabetes I se puede observar el proceso algo parecido; es cuando tu propio sistema inmunológico, responsable de tu salud, un vigilante/cuidador de las puertas, empieza a atacar las células pancreáticas (secretadas por el hígado) responsables de segregar la insulina siempre y cuando aparezcan ciertas cantidades de azúcar (por la comida ingerida).
Desgraciadamente, la enfermedad es incurable y afecta a los niños en la mayoría de los casos.
Existen muchas pruebas que revelan que son los productos lácteos los que influyen mucho en su incidencia en los niños. Pensándolo bien, los niños son dependientes de sus padres y no tienen culpa de eso. En realidad, los padres tampoco, porque en la mayoría de los casos los padres quieren lo mejor para sus hijos y no están interesados en que sus primogénitos contraigan ninguna de las enfermedades, especialmente estas graves y crónicas para toda la vida. El problema es la educación y la falta de información correcta. Las grandes empresas cárnicas y lácteas se apoderaron de todo y la información estuvo siendo tergiversada durante décadas. Y ahora tenemos que lidiar con eso.
Se cree que la diabetes tipo I empieza así
Posibilidad nr 1 – la leche de vaca en la edad muy temprana (recién nacidos).
Los bebés, en la mayoría de los casos, no están amamantados el tiempo suficiente. El destete precoz los hace muy vulnerables en el futuro. Las madres dejan de darle el pecho aunque lo deberían hacer por lo menos por los primeros 3 meses; es obligatorio y en todo el reino animal funciona así. Lo aceptamos o no, formamos parte de este reino y eso es innegable. Cada crío y cada bebe necesita ser amamantado por un tiempo bien definido; es decir, hasta que le salgan los dientes, momento en que están preparados para ingerir alimentos más sólidos.
Cada madre tiene la capacidad de alimentar a su hijo de forma natural; cada madre produce la cantidad suficiente para su hijo. El organismo es tan sabio que puede producir más cuando sabe que las necesidades son mayores; por ejemplo, cuando nacen mellizos o gemelos o más, el organismo lo sabe perfectamente, que son dos o tres en vez de uno; por eso se adapta durante el embarazo y lo hará después; la madre de los mellizos tendrá más leche disponible para poder amamantar a sus hijos de forma adecuada ( como fue en mi caso ).
Una digresión que tengo que hacer…
¿Sabes qué? Hoy en día hay muchas mujeres que no están para nada cómodas con eso de dar el pecho. Entiendo que para algunas no sea la gran cosa. Pero, ¿sabes qué? No se trata solo de sentir placer, sino de responsabilidad por las decisiones que tomamos. Algunas dicen que no quieren que sus pechos se deformen, otras sienten dolor y algunas hasta sueltan la excusa de que «no tienen leche» (¡vamos, eso es una patraña total! Todo depende de lo estimulada que estés y de las ganas que le pongas).
Y es importante recordar que cuando decides tener un hijo, no es para presumir en Instagram o en las cenas familiares. ¡Ni hablar! No se trata de llenar un vacío o salvar una relación. Actuando así, más que egoístas, somos un poco ciegos y sacrificamos la salud del recién nacido solo para satisfacer nuestras propias ambiciones y ocultar nuestros miedos.
Un bebé es parte de ti, literalmente. No tiene a nadie más que a ti, y depende al 100 % de ti. Así que recuerda que, en la mayoría de los casos, fuiste tú quien decidió traerlo a este mundo. Claro, hay situaciones en las que no lo planeaste y te pilla por sorpresa, ¡y vaya que son difíciles! A veces no tenemos control sobre lo que pasa. Simplemente, pasa.
Pero lo que debemos recordar es que estos pequeños son unos verdaderos milagros y no tienen la culpa de nada. Y te aseguro que, quieras o no, si te decides a tenerlos, será para siempre y siempre te amarán y apreciarán incondicionalmente. No hay amor más puro que el de una madre, ¿verdad?
Respeto un montón a las mujeres que deciden no tener hijos. De verdad, admiro su fortaleza, porque es difícil encontrar una razón más importante que esa para vivir. Cada uno con su historia, ¿no? Pero no olvides que, aunque creas que tienes toda una vida por delante y que te espera la felicidad eterna (ojalá sea así), al final del día, los amores vienen y van, las aventuras pasan, pero al final, estamos solos.
Y volviendo al tema …
La leche de fórmula
El bebé, desde sus primeros meses de vida, se alimenta con leche de fórmula, cuya base es proteína animal (leche de vaca), y esto es lo que sucede:
La leche de fórmula llega al intestino delgado.
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Ahí es donde se digiere y se descompone en aminoácidos, partículas más pequeñas que se pueden absorber por el organismo.
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Algunos bebés, debido a su fisiología, NO PUEDEN digerir completamente la leche de vaca, que no es la leche humana, por lo que muchos fragmentos de los aminoácidos de la leche de vaca permanecen en el intestino delgado.
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Algunos de estos fragmentos pueden pasar al torrente sanguíneo.
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Lo que sucede entonces es que el sistema inmunológico no reconoce a estas partículas (al ser de origen ajeno) y las considera invasoras. Envía a sus «cazadores» en su búsqueda para anularlas.
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Desafortunadamente, debido a su estructura, ALGUNOS DE LOS FRAGMENTOS DE LA PROTEÍNA DE LA LECHE son idénticos a las células del páncreas que producen insulina.
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El sistema inmunológico pierde la capacidad de distinguir entre las células de la proteína de la leche y las células pancreáticas; las ve iguales y las trata como si fueran lo mismo: invasoras.
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El organismo pierde la capacidad de PRODUCIR INSULINA; las células pancreáticas que la producen están destruidas.
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EL BEBÉ SE VUELVE DIABÉTICO TIPO 1 Y LO SUFRIRÁ POR EL RESTO DE SU VIDA.
Posibilidad nr. 2: Herencia genética
Los genes no actúan de forma aislada y es necesario que un agente los desencadene.
Tomando el ejemplo de los gemelos que tienen la misma genética, si uno desarrolla diabetes tipo 1, las posibilidades de que el otro la contraiga son del 13 al 33% únicamente. Mirad, ambos tienen los mismos genes, pero cada uno vive en circunstancias diferentes, en otras condiciones, en otro lugar de residencia y probablemente con una dieta distinta.
Los portadores de los genes pueden hacer que se desarrolle la enfermedad siempre y cuando encuentren las condiciones ambientales y alimentarias adecuadas. La enfermedad es una respuesta a determinadas condiciones.
Posibilidad nr. 3: Lugar de residencia.
Se llevó a cabo un experimento comparando el consumo de leche de vaca en el grupo de niños de 0 a 16 años en 12 países diferentes.
El resultado del estudio habla por sí solo: cuanto mayor es el consumo de leche de vaca, mayor es la incidencia de diabetes tipo 1.
En Finlandia, se consume una enorme cantidad de leche y la prevalencia de diabetes tipo 1 es 36 veces más común que en Japón.
Todas estas evidencias, experimentos y conclusiones han sido verificadas y trabajadas durante muchos años por varios especialistas destacados en el campo. Los ensayos y los informes de los resultados han sido verificados por varias clínicas y laboratorios independientes en varios países del mundo.
Para saber más del tema les propongo una lectura obligatoria de los siguientes autores:
- El Estudio de China – T. Colin Campbell, Thomas M. Campbell II
- La combinación de los alimentos – H. M. Shelton
- La dieta de la longevidad – Valter Longo