La ignorancia que te agobia tanto

Observando detenidamente nuestra sociedad, sus miedos y las preguntas constantes sobre las enfermedades en la familia, uno no puede evitar preguntarse si las dolencias de nuestros padres también podrían afectarnos. Vemos cómo la gente vive con el temor constante de heredar las mismas enfermedades que sus seres queridos, y cómo algunos llegan incluso a considerar medidas preventivas extremas, como someterse a operaciones o tratamientos invasivos «por si acaso». En este contexto, considero que es crucial profundizar un poco más en este tema.

Creo firmemente que vale la pena hacerlo, tanto para nosotros mismos como para nuestras futuras generaciones. Explorar este tema nos permite tomar medidas preventivas, adoptar hábitos alimenticios desde temprana edad y comprender cómo podemos reducir el riesgo de padecer enfermedades tan devastadoras. De esta manera, podemos romper con el ciclo de pensamientos negativos y escenarios desalentadores, en los que nos sentimos predestinados a sufrir las mismas enfermedades que nuestros familiares.

Los genes no te predeterminan para padecer enfermedades

Es importante repetir esto hasta el cansancio: el hecho de que una persona tenga los genes asociados a una enfermedad debido a la herencia no significa que vaya a contraerla en un 100%. Según estudios recientes, solo un pequeño porcentaje de los casos de cáncer se puede atribuir exclusivamente a la genética. El resto está influenciado por agentes cancerígenos exógenos como las condiciones ambientales y los hábitos alimenticios.

Los genes por sí solos no determinan la enfermedad; esta se activa solo cuando los genes están activados. Aquí es donde la alimentación juega un papel crucial, ya que puede influir favorable o desfavorablemente en la activación de los genes.

Podemos ver los genes como un código único que refleja lo que está sucediendo dentro de nuestro organismo: lo bueno y lo malo. Hoy en día, nos enfocamos mucho en identificar genes específicos relacionados con ciertas enfermedades y en aprender cómo silenciar los genes peligrosos para prevenir su activación. Es común ver casos en los que las mujeres optan por la mastectomía preventiva cuando saben que son portadoras de genes asociados al cáncer de mama debido a antecedentes familiares.

Los agentes ambientales y lugar de residencia te influyen mucho

Se han realizado miles de estudios que nos muestran que las personas que se mudan de regiones con una baja incidencia de cáncer corren el riesgo de contraer la enfermedad en su nuevo lugar de residencia. Esto se aplica tanto al cáncer como a enfermedades más comunes como la gripe. Aunque los genes de estas personas no cambian, las condiciones ambientales sí lo hacen, incluyendo la alimentación, la calidad del aire, el agua y el nivel de estrés.

Al observar la alta incidencia de cánceres en diversos órganos en la actualidad, sería absurdo pensar que en los últimos 20 años nuestro código genético ha cambiado tanto como para explicar el triple o cuádruple aumento en la incidencia de estas enfermedades. Los índices de cáncer y sus variaciones han aumentado tanto en los últimos años que culpar únicamente a los genes sería insuficiente. Hace solo unas décadas, la diabetes, las enfermedades cardíacas y el cáncer no eran tan comunes como lo son hoy en día.

No abras los links malignos

Los genes son, sin duda, muy importantes. Nadie pretende restarles su relevancia, pero en esta cuestión, lo más crucial es su ACTIVACIÓN.

El texto es coherente y está bien escrito, pero se puede mejorar estilísticamente para hacerlo más fluido y atractivo para el lector. Aquí tienes una versión mejorada:

Cada uno de nosotros tiene un código genético único, somos ejemplares únicos en la tienda, no hay otro igual a nosotros. Nuestros genes son como chips donde están almacenados todos nuestros datos. A veces, en nuestro correo electrónico, recibimos mensajes que contienen virus potencialmente peligrosos, aunque en la mayoría de los casos permanecen latentes porque aún no hemos abierto ni carpetas ni enlaces que los contienen. Ahora, lo importante es saber CÓMO EVITAR abrir lo maligno en lugar de profundizar tanto en qué carpeta contiene el contenido dañino que, al desempaquetar, podría perjudicar todo el sistema. Deberíamos dejar la búsqueda de esas respuestas a los investigadores, quienes con suerte podrán resolver estos enigmas y aislar todos los archivos que contienen los virus.

Si tomamos como ejemplo a dos hermanos estadounidenses que viven en el mismo entorno, en la misma ciudad y trabajan en profesiones muy similares, y además se alimentan de manera occidental, no debería sorprendernos que uno de ellos sufra un ataque al corazón y el otro desarrolle cáncer de colon a los 70 años. Esto demuestra que todos tenemos diferentes riesgos de contraer varias enfermedades debido a que nuestro código genético es único y lleva un chip particular que nos hace más o menos propensos a diversas dolencias. Sin embargo, primero debemos ingresar al sistema y abrir la carpeta correcta, a veces sin siquiera querer hacerlo, pero así es.

No todos los genes se expresan

No todos los genes se expresan; de hecho, la mayoría permanece inactiva o latente. Esto implica que, hasta que no los activemos, no tendrán ningún efecto sobre nuestra salud, ya sea para bien o para mal. Son inofensivos. Como hemos mencionado, hay dos causas principales que determinan si los genes permanecen latentes o se expresan: el medio ambiente y la dieta.

La alegoría del jardín y las semillas

Imaginemos un hermoso jardín, donde cada planta es una historia y cada flor, un sueño. Pero así como en la vida, también hay sombras que acechan en este idílico lugar.

El cáncer, con sus diferentes etapas, puede compararse con el cultivo de un césped en este jardín de la vida. Al principio, como jardineros de nuestra propia existencia, elegimos consciente o inconscientemente sembrar las semillas. Este acto puede ocurrir especialmente en la época de la pubertad, cuando las decisiones son tan vulnerables como delicadas flores al viento.

Cuando regamos estas semillas con las condiciones adecuadas, comienzan a germinar. Sin embargo, si elegimos mal y las regamos con agua sucia y contaminada, las semillas sufren modificaciones. El resultado no se aprecia hasta que emergen a la superficie. Sus raíces se hunden en la tierra y poco a poco, con determinación, salen hacia la luz del sol. Es un proceso de crecimiento, un despertar hacia la vida.

Pero conforme las cabezas de estas plantas se fortalecen, su crecimiento se acelera. Como maleza descontrolada, se apoderan del terreno, multiplicándose a sí mismas y expandiéndose sin freno. Crecen y crecen, desafiando incluso al jardín mismo, hasta convertirse en una presencia avasalladora.

Así, en este jardín de la vida, cada semilla representa una posibilidad, cada etapa una enseñanza. Y aunque algunas de estas semillas pueden germinar en enfermedades como el cáncer, siempre hay espacio para la esperanza y la acción, para podar las malas hierbas y cultivar un futuro más brillante.

Solo de nosotros depende que cómo vamos a cuidar de estas semillas…

Los agentes cancerígenos

Los agentes cancerígenos son las PROTEÍNAS ANIMALES. Son ellas las que pueden activar las células malignas. Es un agente muy potente, pero se puede controlar perfectamente mediante el aumento o la disminución de la ingesta de proteínas animales.

Lo difícil de hacerlo ´´bien´´ hoy en día

Controlar y mitigar los efectos adversos de los compuestos químicos es fundamental. Es cierto que siempre es mejor prevenir que curar, pero somos humanos y, en ocasiones, la información de la que disponemos no es del todo precisa. Hemos cometido errores en el pasado, y en muchos casos no ha sido culpa nuestra. Cuando tenemos hijos, es natural que intentemos alimentarlos bien y cuidar de ellos. En cuanto a nosotros, aunque tengamos conciencia sobre la importancia de una alimentación adecuada para nuestra salud, a menudo caemos en las trampas de las dietas de moda y las tendencias sin fundamento. Vivimos en un mundo lleno de malas influencias y constantes comparaciones con los demás, lo que puede llevarnos a sentirnos perdidos y confundidos sobre qué creer y qué es lo correcto.

Sea atento a los señales del cuerpo

Está comprobado que la alimentación puede frenar, detener e incluso revertir la enfermedad en sus etapas más avanzadas. Una dieta basada en productos integrales y alimentos frescos puede revertir una enfermedad cardiaca avanzada al punto de que el paciente pueda dejar de tomar sus medicamentos.

Es importante recordar que el cáncer, como enfermedad crónica, tarda mucho en manifestarse. Por lo general, se desarrolla gradualmente y los síntomas suelen aparecer cuando ya es demasiado tarde. ¿La razón? El cuerpo está tan desgastado y debilitado que no puede enviar señales a tiempo. Es posible que haya estado enviando señales durante mucho tiempo, pero al ignorarlas y tratar los síntomas con medicamentos o sustancias tóxicas, el cuerpo dejó de enviar señales y la enfermedad avanzó sin ser detectada. Sin embargo, en la mayoría de los casos, se puede ralentizar o acelerar gracias a cambios en la alimentación.

Sea más consciente, sea más tranquilo

Entonces, cada vez que te invada el pensamiento de que estás destinado a padecer las mismas dolencias que aquejaron a tus familiares «por herencia», detente un momento y vuelve a leer este artículo. Es cierto que debes revisar tu salud regularmente, siguiendo las indicaciones de tu médico de cabecera, pero hazlo con tranquilidad y siempre recordando que estás cuidando tanto tu cuerpo como tu mente.

Con todo lo que hemos aprendido, ya sabes que si tu padre falleció a causa de cáncer de próstata, para protegerte debes eliminar por completo, o en su defecto, reducir al mínimo el consumo de proteínas animales, especialmente la caseína, presente en los lácteos. Esto significa decir adiós a quesos, leches, yogures y postres lácteos, y buscar alternativas que hoy en día abundan en el mercado. Sé que al principio puede resultar un cambio difícil, pero piensa en los beneficios y en el verdadero motivo por el que lo estás haciendo. Estoy segura de que tu razón será lo suficientemente convincente y te dará la fuerza necesaria para seguir adelante sin dudarlo.

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