Como todos sabemos, lo que comemos puede ser una espada de doble filo. Tenemos la suerte de poder alimentarnos, lo cual puede beneficiar o perjudicar nuestra salud, la cual está estrechamente ligada a nuestra calidad de vida. Aunque solo la tenemos una, es común postergar la atención a nuestras necesidades hasta que algo nos avise de que algo anda mal. El dolor puede manifestarse de diversas maneras, y a veces, el sufrimiento nos alerta de que algo no está bien y requiere nuestra atención inmediata. En tales momentos, es beneficioso experimentar el dolor, ya que nos permite reaccionar a tiempo y tomar medidas para abordar el problema antes de que empeore.

El dolor intenso o malestar, es una señal de que algo grave está ocurriendo y esta vez no deberíamos ignorarlo. La presencia de síntomas graves, especialmente en momentos de molestias, sugiere que necesitamos buscar ayuda profesional sin demora. En estos casos, es crucial realizar cambios en nuestro estilo de vida y buscar la orientación de un especialista competente y holístico que pueda proporcionarnos pautas definitivas para mejorar nuestra salud a largo plazo. El dolor puede ser un motivador poderoso para realizar cambios positivos.

La mayoría de las veces, los pacientes siguen las recomendaciones médicas porque saben por experiencia cuánto puede doler. Al hacerlo, podemos identificar gradualmente la causa subyacente de nuestros problemas y trabajar para aliviar los síntomas. Esto nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre nuestra dieta y estilo de vida y hacer los ajustes necesarios.

Lamentablemente, hay casos en los que la enfermedad no muestra síntomas evidentes. El paciente puede no sentir dolor ni malestar, y la gravedad de su condición solo se hace evidente durante un examen de rutina. Esto puede ser extremadamente peligroso, ya que el paciente puede no darse cuenta de que está enfermo hasta que la enfermedad está en una etapa avanzada y ha afectado otros órganos internos. Estos son casos críticos que requieren intervención médica inmediata.

No dejes que se rinda tu cuerpo. Reacciona a tiempo.

Como bien sabemos, el cuerpo humano no se asemeja a una máquina, sino que es un organismo vivo. A menudo se compara erróneamente con un mecanismo automatizado, lo cual refleja una visión mecanicista. En realidad, nuestro cuerpo está compuesto por células, tejidos y órganos vivos, y posee la capacidad de autorregeneración. No somos máquinas que necesitan ser reparadas; somos organismos vivos capaces de sanarnos por sí mismos. Sin embargo, a lo largo de los siglos, hemos interferido tantas veces que nuestro cuerpo está exhausto y a veces no nos alerta cuando algo grave sucede. Al acostumbrarnos a tratar los síntomas en lugar de abordar las causas subyacentes, nuestro cuerpo deja de manifestar señales de advertencia, lo que a su vez aumenta el riesgo de contraer enfermedades graves, e incluso mortales.

Hacerle caso a lo importante

En estos tiempos, con tanta información tergiversada, es fácil perderse y no saber qué deberíamos hacer o evitar. Nos sentimos confundidos, agobiados y de mal humor. Cambiamos de dieta constantemente, nos enfrentamos a altibajos, caemos en los efectos rebote, nos frustramos y desesperamos… Nos desanimamos porque no sabemos qué nos conviene realmente y no encontramos la solución.

Seguir una dieta estricta para lucir bien en una boda, tomar suplementos caros y variados, o matarnos con ejercicios exhaustivos no es la solución. Tampoco lo es pasar hambre hasta el punto de desesperación, ni comer en exceso alimentos que ni siquiera nos gustan y que nos frustran cada vez que los vemos en el plato.

Lo que debemos entender es que la alimentación es una herramienta poderosa que puede resolver muchos de nuestros problemas. Los resultados no serán inmediatos, pero a largo plazo, nos ayudará a mejorar nuestra salud. Además, no existen los efectos secundarios negativos que podrían perjudicarnos. Así que recordemos que nuestra dieta puede afectar hasta los procesos cancerígenos.

Las proteínas animales y su lado oscuro

Aquí tienes el texto corregido y con un tono más llevadero:

Las proteínas animales pueden promover el desarrollo de:

  • tumores
  • úlceras
  • flemas
  • formación de pus

El aumento de la hormona IGF-1

Pero lo más importante es que aumentan la hormona IGF, que es un factor de crecimiento relacionado con el cáncer. Esta hormona regula el crecimiento normal de tejidos y huesos, junto con la hormona del crecimiento. Los alimentos de origen animal, como la carne y los lácteos, aumentan la cantidad de IGF-1 y disminuyen la producción de 1,25D (supercargada vitamina D), lo que aumenta el riesgo de cáncer.


El IGF-1 es una hormona que regula los efectos de la hormona del crecimiento en el cuerpo. Juntos, el IGF-1 y la hormona del crecimiento promueven el crecimiento normal de los huesos y los tejidos pero su aumento es muy peligroso porque promueve el crecimiento de las células y tumores malignos


La caseína

La caseína es una proteína que se encuentra en la leche y sus derivados, como los quesos, yogures y otros productos lácteos. Es una de las principales proteínas presentes en la leche de mamíferos, como la leche de vaca, cabra y oveja. Algunos estudios sugieren que el consumo excesivo de caseína podría estar relacionado con ciertos problemas de salud, como alergias e intolerancias, e incluso se ha investigado su posible implicación en el desarrollo de ciertas enfermedades. La caseína puede facilitar la entrada de sustancias cancerígenas en nuestras células, lo que puede provocar cambios en nuestro ADN y favorecer el crecimiento de tumores.

Diabetes tipo 1

La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune irreversible que se adquiere en la infancia o en la juventud temprana. En la mayoría de los casos, está relacionada con la ingesta de leche de vaca o de fórmula durante la niñez, así como con el destete prematuro. En esta condición, nuestro sistema inmunológico ataca a nuestro propio organismo debido a un proceso de mimetismo molecular.

Esclerosis Múltiple

La esclerosis múltiple está estrechamente relacionada con el consumo de productos animales, especialmente lácteos, según numerosas pruebas. También se ha demostrado que la dieta puede significativamente frenar y retrasar el desarrollo de esta enfermedad.

Enfermedades de las riñones

El consumo excesivo de alimentos de origen animal puede generar una acumulación excesiva de calcio en varios órganos. Esto puede resultar en la formación de cálculos renales y la destrucción de los riñones.

El consumo excesivo de proteínas animales puede contribuir a la formación de cálculos renales. Puede aumentar la excreción de calcio en la orina, lo que puede favorecer la formación de cálculos renales de calcio. Además, las dietas ricas en proteínas animales pueden contribuir a la deshidratación, lo que también aumenta el riesgo de formación de cálculos renales. Por lo tanto, el consumo excesivo de estas proteínas puede tener un impacto en la salud renal y aumentar el riesgo de formación de cálculos renales.

Las cataratas y la degeneración macular

Las cataratas y la degeneración macular son enfermedades que están estrechamente relacionadas con la presencia de radicales libres, los cuales pueden dañar los tejidos responsables de la vista. Una vez adquiridas estas enfermedades, se pueden frenar consumiendo alimentos ricos en antioxidantes, los cuales se encuentran principalmente en alimentos de origen vegetal e integrales.

Las enfermedades de la disfunción cognitiva y la demencia vascular ( Alzheimer )

Las enfermedades de la disfunción cognitiva y la demencia vascular, como el Alzheimer, están comprobadas como trastornos relacionados con pequeños derrames cerebrales, siendo el Alzheimer conocido como diabetes tipo 3. Estos trastornos están vinculados a la dieta que mantenemos a lo largo de nuestra vida.

Los componentes que contribuyen a las enfermedades vasculares coronarias y cerebrales, causando daños colaterales que se manifiestan como estas enfermedades:

  • las proteínas animales
  • las grasas saturadas
  • el alto colesterol derivado de nuestra dieta

La osteoroporosis

La incidencia de la osteoporosis está estrechamente relacionada con dos factores:

  • la ingesta de productos que acidifican nuestro organismo y con deficiencias significativas de calcio que pueden ser causadas por la acidez interna
  • la falta de exposición diaria a la luz solar (necesaria para la producción de vitamina D).

Para mantener un equilibrio interno alcalino y reducir la acidez, el cuerpo extrae calcio de sus reservas, como los dientes y los huesos. Los productos animales pueden contribuir a crear un ambiente ácido en la sangre.

Siempre opta por lo más natural y no procesado pero no necesariamente caro

A pesar de todo, es alentador ver cómo la sociedad se está despertando. Cada vez más personas buscan información confiable y evitan opiniones simplistas. Estamos comenzando a investigar las causas en lugar de simplemente tratar los síntomas. El mercado ofrece cada vez más productos vegetales e integrales, lo cual es genial, aunque tiene su precio.

Lo más importante es ser consciente de lo que comemos: alimentos vivos y sin procesar son siempre la mejor opción. Tampoco caigamos en la trampa de pensar que solo lo ecológico o local es bueno. Lo crucial es elegir alimentos frescos y naturales sobre los industriales.

Los suplementos no son sustitutos de una comida real y no tienen poderes mágicos, a pesar de su alto costo y las afirmaciones que se hacen sobre ellos. Lo mejor que podemos hacer es crear una base sólida de alimentos naturales e integrales en nuestra dieta diaria. Esta base puede adaptarse según la temporada o las circunstancias de la vida, pero siempre será nuestra base, algo en lo que podemos confiar y construir.

Aflojar los vínculos dulces que nos atan a lo tierno y conocido

Como individuos, estamos avanzando porque cada mes y cada año aumenta nuestra conciencia. Sin embargo, como sociedad, todavía estamos en una situación delicada. Tenemos hábitos arraigados y nos resistimos al cambio. Modificar nuestras costumbres nos resulta difícil, y a menudo solo actuamos cuando sentimos dolor o molestias.

Nos encanta lo que comemos y disfrutamos de tener acceso a cualquier antojo en cualquier momento. La comida procesada y los alimentos animales han sido parte de nuestras vidas, nos dijeron que eran saludables y necesarios para estar fuertes. Es difícil negar eso después de crecer en hogares llenos de deliciosos postres caseros, pollos asados y dulces.

Estos recuerdos, sabores y olores forman parte de nuestra identidad y nos brindan confort. Nos hacen sentir como en casa, por lo que reducirlos o eliminarlos es un desafío. Lo entiendo muy bien. Todavía puedo recordar el sabor de las empanadas de queso, los pasteles de mi abuela, o el olor reconfortante de la sopa de pollo o la pasta con carne de mi mamá.

Estas conexiones son importantes en nuestras vidas, pero debemos recordar que la única constante en la vida es el cambio. Para disfrutar de los años que nos quedan y proteger a nuestros seres queridos, debemos estar abiertos a los cambios. Aunque significará dejar atrás algunos recuerdos, también nos traerá momentos felices y nuevos recuerdos por venir.

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