Las proteínas animales como agentes cancerígenos
El consumo máximo diario de proteínas animales no debería superar el 10%, lo que equivale a unos 50-60 gramos. Sin embargo, la ingesta nacional suele ser el doble o el triple de esta cantidad, especialmente en Estados Unidos, América del Sur y los países nórdicos (debido a su alta ingesta de productos lácteos).
Estas proteínas promueven el desarrollo del cáncer, favoreciendo la formación de tumores en cada etapa de su desarrollo.
LA CASEÍNA
La caseína es un agente cancerígeno potente que representa el 80% de las proteínas de la leche. Se ha demostrado que promueve el cáncer en su segunda etapa.
Exceder el 20% de la ingesta de proteínas animales (caseína en este caso) cuando se está en estado precanceroso aumenta notablemente el desarrollo de la enfermedad, según las observaciones de los focos microscópicos. Por lo tanto, se recomienda NO EXCEDER EL 10% DE LA INGESTA DIARIA DE PROTEÍNAS ANIMALES bajo ningún concepto, especialmente si se pertenece a un grupo de riesgo.
Las tres etapas del desarrollo del cáncer
El desarrollo del cáncer puede ilustrarse metafóricamente como sembrar semillas en la tierra. Para comprender mejor esto, te explicaré a continuación cómo la enfermedad crece en tu cuerpo sin que te des cuenta.
Primera etapa: plantar las semillas
Plantar las semillas en la tierra puede significar varias cosas. La primera etapa es la más importante y define el futuro desarrollo de los tumores.
- Heredar genes propensos. Sin embargo, solo alrededor del 2% de los cánceres son heredados, y además deben ser activados.
- Llevar una vida expuesta a tóxicos y agentes cancerígenos.
- Haber estado expuesto previamente a un agente cancerígeno que permitió la formación de una masa cancerosa (el tumor). Ahora, en su estado inactivo, este tumor puede ser activado por acciones como una mala nutrición.
A lo largo de nuestra vida estamos expuestos a pequeños agentes cancerígenos sin saberlo. Si en nuestra familia hay antecedentes de cáncer o si llevamos una vida descuidada y poco consciente, podemos activar o despertar los tumores creados en el pasado o por herencia, lo que da paso a las dos siguientes etapas de su desarrollo.
Segunda etapa: desarrollo, activación, estado dormido
Las semillas comienzan a germinar si se les ofrecen las condiciones adecuadas, tales como una ingesta elevada de tóxicos y alimentos poco saludables, estrés y otros factores. El crecimiento puede ser muy rápido y desbordarse en poco tiempo. Si somos propensos a desarrollar la enfermedad debido a una exposición prolongada a varios agentes o ciertas dosis de sustancias malignas, estas dosis pueden facilitar o inhibir la aparición del tumor.
Tercera etapa: propagación
Cuando la germinación está avanzada, las células cancerosas se expanden por todo el organismo. Es como una mala hierba que se apodera del jardín y se descontrola en poco tiempo.
Otros efectos nocivos de la proteína animal
Una ingesta excesiva de proteína animal conlleva grandes riesgos para nuestra salud a largo plazo. Los efectos no son inmediatos, sino que tardan en manifestarse y, muchas veces, no se detectan en los análisis o exámenes periódicos. Esto significa que las enfermedades causadas por el exceso de ingesta de proteína animal son muy insidiosas y a menudo se manifiestan de manera repentina y con una amplia sintomatología. En muchas ocasiones, resulta demasiado tarde para revertir los daños causados por sus efectos nocivos, y lo único que podemos hacer es aliviar los síntomas o frenar su avance.
Ácidos residuales y descalcificación
Las proteínas de origen animal están llenas de residuos ácidos. Representan una sobrecarga tremenda que los humanos no pueden manejar fácilmente y además causan mucho daño. Nuestro cuerpo puede manejar alrededor de 8 gramos de ácido úrico al día, lo que equivale a un consumo diario de 250 gramos de carne (una chuleta o hamburguesa mediana).
Los residuos ácidos presentes en la carne, que deben neutralizarse, incluyen el ácido:
- Úrico
- Fosfórico
- Sulfúrico
Dado que el cuerpo tiene un pH ligeramente alcalino, tiende a neutralizar el exceso de ácidos recurriendo a los depósitos más grandes ubicados en el cuerpo, lo que provoca la DESCALCIFICACIÓN, extrayendo las cantidades necesarias de los huesos y los dientes.
Altas cantidades de grasa saturada
Además, la carne contiene ALTAS CANTIDADES DE GRASA SATURADA (colesterol malo), lo que aumenta el riesgo de padecer diversas enfermedades vasculares y cardiovasculares, e inhibe la absorción de calcio.
Falta de fibra
La falta de fibra puede causar estreñimiento, hemorroides, trastornos del colon, cálculos renales, diabetes y cáncer de colon.
Lenta digestión
La digestión de la carne es lenta, lo que aumenta las posibilidades de putrefacción en los intestinos y, por ende, de desarrollar varios tipos de cánceres y tumores intestinales. Además, la carne no proporciona energía de manera eficiente; su función primordial es construir tejidos. Comer muchas chuletas y beber mucha leche aumenta significativamente las posibilidades de desarrollar estas enfermedades malignas y destructivas.
Las proteínas animales como fuente de enfermedades graves y letales
Las proteínas animales, como las carnes, los lácteos, los huevos y el pescado, están asociadas con la mayoría de las enfermedades, tales como:
- Cánceres
- Enfermedades cardiovasculares
- Problemas renales
- Trastornos mentales
- Enfermedades degenerativas y autoinmunes
- Condiciones crónicas
La descalcificación, causada por los residuos ácidos presentes en la carne (ácido úrico, fosfórico y sulfúrico), es responsable de enfermedades como la artritis, los cálculos renales y la gota. Además, el consumo excesivo de proteínas animales puede resultar en niveles elevados de colesterol malo (LDL) y contribuir a la osteoporosis.
Excepciones
Existen períodos en los que se requiere un mayor aporte proteico:
- Lactancia
- Embarazo
- Niñez
- Adolescencia
Sin embargo, es importante señalar que la leche materna proporciona el aporte proteico mínimo necesario, en comparación con las frutas.
Proteína «sucia»
Una dieta rica en proteínas puede perjudicar gravemente nuestra salud. Esto se debe a que el hígado se sobrecarga y los riñones y glándulas tienen un trabajo constante y pesado para eliminar las toxinas presentes en la proteína animal, la cual puede considerarse una fuente de proteína contaminada.
La proteína animal contiene el 42% de los residuos ácidos que se liberan después de haber sido procesada por nuestro cuerpo. Como sabemos, el cáncer prospera en un ambiente ácido. En este caso, solo el 58% se utiliza como combustible, mientras que el resto son residuos ácidos, los cuales son perjudiciales para nuestra salud y propicios para el desarrollo de estados cancerígenos.
En contraste, en el caso de la proteína vegetal, el 80% se utiliza como combustible por nuestro cuerpo. Por lo tanto, la proteína vegetal es superior a la proteína animal, ya que proporciona más nutrientes sin perjudicar la salud.
La carne no es imprescindible para obtener proteínas
No necesitamos consumir carne por motivos de salud. Desmentimos este mito. Para que el cuerpo pueda aprovechar la proteína de los alimentos, debe descomponerla en aminoácidos, convirtiéndola en una sustancia asimilable que puede absorberse. Sin embargo, es importante destacar que no existe la posibilidad de no consumir proteínas, ya que cada alimento orgánico las contiene en cierta medida. Incluso si no consumimos proteínas directamente, nuestro cuerpo puede obtenerlas de manera endógena, a partir de la descomposición de sus propios tejidos y células muertas. Existe una regulación interna de las proteínas. Se estima que necesitamos alrededor del 25% de proteínas exógenas diariamente, lo que equivale aproximadamente al 10%.
Los lácteos no son tan saludables como nos decían
Puede sorprenderte saber que los lácteos tampoco son un alimento ideal ni adaptado a nuestra fisiología. A pesar de su buena fama y la propaganda constante que los elogia por sus supuestos beneficios en todas las edades, no todo es verdad. Cuando lo examinamos de cerca, casi nada encaja. No es nuestra responsabilidad profundizar y cuestionar cada alimento que consumimos. Confiamos en que cuando nos educan y nos aseguran que un alimento es saludable y no perjudicial para nuestra salud, lo creemos. Confiamos en que las autoridades y profesionales nos proporcionen una investigación e información correcta y comprobada. Seguimos confiando en lo que escuchamos, leemos y vemos en la televisión. Al recibir información clara que nos confirma la bondad de los quesos, leches, yogures y cremas, no dudamos en servirlos a nuestros hijos y a las personas mayores que necesitan nuestro apoyo. Lo hacemos con buena fe porque amamos a nuestros seres queridos y deseamos lo mejor para ellos. ¿Quién podría haber dicho que en realidad estamos dañando gravemente su salud? ¿Quién podría haber dicho que estamos debilitando y perjudicando su sistema inmunológico? ¿Quién hubiera dicho que al servirles todos estos productos tan anunciados por el comercio televisivo les estamos haciendo daño?
Este problema comenzó hace unas décadas y desafortunadamente continuamos dependiendo de los lácteos hasta el día de hoy. Actualmente, hasta los niños y jóvenes están concienciados desde su infancia de que los lácteos los hacen más fuertes, sanos y rápidos. Así se crea una población enganchada a las cremas, quesos y yogures que consumimos más a menudo en la edad adulta. Mientras la industria láctea sigue tratando de engancharnos con sus productos, continúa promoviendo anuncios ridículos en la televisión que sugieren que no hay problema en consumir productos tóxicos, siempre y cuando tengas unos cuantos probióticos a mano para aliviar los dolores estomacales o la acidez. «No te preocupes, toma una pastilla o un yogur por la mañana y todo se resolverá», nos dicen. (Un ejemplo es ACTIMEL, que fue multado con 16 millones de euros por difundir mentiras, pero eso no parece haber afectado su presencia en los estantes).
Te invito a continuar leyendo los próximos posts que también tratarán sobre las proteínas. Como es un tema muy vasto y complicado, decidimos dividirlo en varios posts. Así esperamos que te sea más fácil asimilar toda la información y aprovecharla mejor.